Bitcoin prolonga la fiesta alcista en solitario: un nuevo indicador que apunta a una burbuja
A pesar de que algunos analistas, que cada vez vamos siendo cada vez más, llevamos algunas semanas alertando de la potencial formación de una burbuja en Bitcoin y otras crypto-monedas, tanto Bitcoin como sus crypto-compañeros insisten en llevarnos la contraria y proseguir con su imparable senda fuertemente alcista.
Pero no es oro todo lo que reluce en torno a las recientes y contínuas revalorizaciones de las divisas digitales, y podemos estar asistiendo a cómo algunos inversores están construyendo literalmente castillos en el aire, o tal vez deberíamos decir bits en el aire.
Bitcoin pulveriza la marca de los 6.000 dólares
Y hablando de senda alcista imparable: sin ir más lejos, el mismo viernes pasado Bitcoin rozó los 6.000 dólares por Bitcoin, como pueden leer en esta noticia de la CNBC. Un nuevo hito en la evolución de su cotización que culmina muchas semanas de ascensos y una nueva revaloriación del 50% en el último mes, pero en las que tampoco han faltado retrocesos que sólo han resultado ser un paso atrás para acabar dar a continuación diez pasos seguidos hacia adelante. Los entusiastas de Bitcoin, y algunos que pueden ser calificados hasta de crypto-desaforados, predican a lo largo y ancho de la blogosfera que Bitcoin es la mejor inversión posible. Algunos se jactan abiertamente de los analistas que alertamos de una burbuja, e incluso afirman sin reparos (ni cautela) que Bitcoin en unos años llegará incluso a los 50.000 dólares.
Pero los analistas que tenemos más experiencia en el mercado vemos todo lo contrario en las recientes revalorizaciones de Bitcoin. Lejos de pensar que nos hemos equivocado y tirar la toalla del oso Yogui para agarrarse a la del toro de Osborne, la tendencia incrementalmente alcista de Bitcoin no hace sino confirmar la probabilidad del riesgo de que efectivamente haya una burbuja formada en crypto-activos, y más concretamente en Bitcoin.
El mejor consejo es evitar las fiebres del oro (y las del cryptoro)
Ya les hemos expuesto muchas veces cuál es la definición misma de una burbuja: hasta que no empieza a bajar, no para de subir. Y de nuevo los crypto-desaforados se jactarán de que de que ellos están ganando mucho dinero, y «que les quiten lo bailao». Asumiendo su naturaleza meramente especulativa como inversores, realmente contraria a la naturaleza de un servidor, esto sería una bonita teoría si no fuese porque en la práctica tan sólo unos pocos serán capaces (o tendrán la gran suerte) de salirse en el momento adecuado, antes de que la burbuja estalle y se lleve por delante a nuevos y antiguos inversores.
Por ello, una vez más insistimos en que el mejor consejo que podemos darles desde estas líneas es que se abstengan totalmente de participar en estas fiebres del oro (y del cryptoro) que siempre corren detrás de los precios. La realidad es que a la postre resultan tremendamente dañinas para la mayoría de los inversores, y con ellas tienen muchas más opciones de perder que de ganar.
Y no estoy sólo en este tipo de consejos: no tienen más que leer al oráculo de Omaha, el señor Warren Buffet, que da la casualidad de que empezó con tan sólo cien dólares, y gracias a su estrategia inversora ha acumulado una de las grandes fortunas del mercado. Y hablando de Buffet, también tenemos en el panorama nacional casos de éxito por acercarse al mercado con las mismas estrategias, como es el reputado gestor e inversor Señor Paramés según pueden leer en este excepcional artículo de Espansión cuya lectura les recomiendo encarecidamente.
Un nuevo indicador propio del crypto-mercado apunta también a la burbuja
Pero lo cierto es que no encontrarán ustedes muchos analistas con experiencia y sensatez que osen aventurarse a predecir cuál es el mismísimo pico del espumeante ascenso de un activo sobre cuya burbuja les alertan. Realmente esto sería muy útil (y valiente por su parte), pero la tasa de error es bastante alta, puesto que el mercado es volátil y hasta irracional en el corto y medio plazo, y muchas veces las tendencias insostenibles, se mantienen en el tiempo más allá de lo sostenible. Nunca menosprecien la capacidad del mercado por alargar un poco más su irracionalidad.
No obstante, dicho lo anterior, y consciente de que sería muy importante ser capaces de detectar la madurez de una burbuja, intentaré no defraudarles, a costa de equivocarme (lo cual, realmente ya saben que tampoco me importa demasiado siempre que el razonamiento fuese acertado y que aprenda algo por el camino). Les pediré que tengan en cuenta que tratar de detectar la madurez de una burbuja en Bitcoin, como en cualquier otro activo, es una tarea harto difícil y arriesgada de cuantas haya para un analista.
Es por ello por lo que espero que sepan valorar lo atrevido de este análisis, y me perdonen lo que en él haya de osado (que no de pretencioso). Realmente la motivación de estas líneas es que el único ánimo, con el que un servidor se auto-cataloga en el panorama económico nacional como parte del sistema de alertas tempranas, es con el de que ustedes, sus bolsillos, o la economía del pais no se vea abocada ciegamente a amenazas que se vuelvan realidades. Estar en alerta implica que se intentará paliar en la medida de lo posible las potenciales y nefastas consecuencias de las diferentes amenazas económicas y de los mercados: hoy por hoy Bitcoin debe ser catalogada como una de esas amenazas, eso sí, potenciales hasta que se materialicen (o hasta que se dispersen los nubarrones).
Pero algo ha cambiado radicalmente en las últimas semanas: un Crypto-corredor solitario
Pero ha habido una cosa fundamental que ha cambiado en el crypto-mercado. A un servidor no se le ha pasado por alto, y a los ojos de mi experiencia, es una nueva tendencia que puede ser muy significativa, y que me ha llevado un nuevo razonamiento que confirmaría la existencia de una crypto-burbuja.
El hecho es que tradicionalmente, cuando Bitcoin se venía arriba, la práctica totalidad del resto de las crypto-divisas le seguía fielmente. Por el contrario, cuando Bitcoin bajaba, también lo hacían casi en pleno el resto del ecosistema de monedas digitales. Esta correlación fielmente seguida durante meses y años se ha roto. No se ha roto en signo, puesto que las alzas han sucedido en otras monedas digitales, pero han sido muy muy tímidas, al contrario de la fuerte agresividad alcista que sigue mostrando Bitcoin. De hecho el resto de las divisas digitales no están batiendo máximos históricos, y en muchos casos están bastante lejos de ellos.
El hecho es que para poder intentar interpretar este cambio de tendencia en la correlación entre crypto-divisas, podemos tratar de analizar el ecosistema de inversores que hay detrás de ellas. Hay que saber que la crypto-economía ha sido una de esas inciativas del más puro techno-anarquismo, que ha querido involucrarnos a todos en un experimento económico que tirase abajo barreras y el sistema financiero tal y como lo conocemos hoy en día. Sí, Bitcoin y similares empezaron siendo una «frikada», pero como muchas tendencias tecnológicas iniciadas por los más técnicos, se ha acabado imponiendo en el mercado y volviéndose mainstream. Bitcoin ha sido una de ellas.
Por ello es normal que esta comunidad techie, que es capaz de ver (y entender) la potencialidad y todas las funcionalidades de otras crypto-monedas como Ethereum, haya tirado del resto del crypto-mercado para arriba cada vez que Bitcoin tomaba la senda alcista. Esto no implica que no haya techies que ya pasasen a lo techno-desaforado, ni inversores de Wall Street que acudían ya ciegamente a cualquier ICO («Initial Coin Offering», el equivalente a una OPV para una divisa digital), pues los hay y muchos.
De hecho, desde estas líneas en el análisis «Estos indicadores apuntan a una burbuja en Bitcoin y otras criptomonedas» ya les advertimos del despropósito, y de que era un nuevo indicador que apuntaba a una burbuja, que supone que haya crypto-monedas auto-declaradas como totalmente inútiles y que recaudasen del mercado decenas de miles de dólares, según pueden leer en esta noticia de la publicación Quartz. Tal vez no sean importes muy altos, pero es dinero literalmente tirado a la basura. El tema es que es que esos casos que suponen un despropósito del mercado se han ampliado considerablemente, y pueden leer en este artículo de Business Insider sobre las crypto-divisas más rocambolescas que se pueden encontrar ahí fuera. Una colección de sinsentidos, pero que increíblemente recaudan burbujeante dinero del mercado.
La teoría elaborada sobre el crypto-mercado, más allá de la teoría ya conocida por los mercados
Y aquí viene cuando nos lanzamos a elaborar una teoría sobre este giro en la correlación del crypto-mercado que tiene toda la lógica. Aquellos tiempos en los que invertir en Bitcoins, Ethers y en otra cualquier otra moneda con potencial futuro, era tan sólo un asunto de techies ya pasaron, con lo cual es de suponer que se habrá modificado consecuentemente la psicología del crypto-mercado. Ahora la crypto-economía es mainstream. Ahora hasta el taxista te recomienda abiertamente comprar crypto-divisas, y recuerden aquella ley de la época del crash del 29: cuando el ascensorista te recomienda comprar acciones, es momento de vender.
Y claro, la crypto-economía no es exactamente como el mercado de acciones. Es relativamente fácil psicológicamente, cuando los valores de primera fila están sobrecalentados, dar el salto a los de segunda fila y a los chicharros: al fin y al cabo son igualmente acciones y funcionan de la misma manera que los valores principales, con lo que no despiertan muchos recelos entre el público menos experimentado. Pero la tecnología es radicalmente diferente. La gente es consciente de sus limitaciones en conocimientos técnicos, y esto les lleva a tener cierta cautela.
Pero esa cautela sólo se impone en toda esa otra serie de crypto-divisas con funcionalidades que no acaban de entender bien, como los contratos inteligentes, o las decenas de nuevas posibilidades de tantas otras crypto-divisas. Así que Main Street tiene muy claro que «hay que invertir en la crypto-economía porque es el futuro» (frase típica de burbuja, por cierto), pero lo único que conocen (algo) de dicha crypto-economía es Bitcoin, y por lo tanto es ahí donde meten su dinero para participar de la fiesta. El gran público prefiere entrar en el único nombre que conoce, en vez de todas las demás monedas cuya base tecnológica y posibilidades funcionales y contractuales que les abruman y les dan miedo.
Que Bitcoin siga marcando máximo tras máximo, mientras que en general el resto del crypto-ecosistema ha dejado de hacerlo (y de lejos) puede ser un nuevo indicador de madurez de la crypto-burbuja. Puede indicar que la fiebre del cryptoro ha llegado a Main Street, que su taxista le recomienda ya comprar Bitcoins, y ya se sabe qué pasa en Wall Street cuando esta conjunción de factores coinciden: el final de la burbuja se acerca. La fecha definitiva dependerá de cuánto dinero quede dispuesto a seguir entrando, especialmente en un activo escaso por diseño como Bitcoin lo cual puede aumentar la virulencia de lo que quede de subida, pero ante esto, a Buffet y Paramés me remito.
No tomen este análisis como una predicción, sino como una mera reflexión de un analista que sigue los mercados y la crypto-economía, en la cual realmente veo mucho futuro a largo plazo. Y les digo que «mera reflexión» porque ni yo ni nadie les puede decir a ciencia cierta qué hará el mercado mañana o la semana que viene… aunque dentro de un año o dos, ya es otro tema, porque en el largo plazo los mercados tienden a ser mucho más racionales, al menos de lo que lo son a veces en el corto plazo…