¡¡Somos más frágiles de lo que imaginamos!!
“Lo pequeño es hermoso y eficiente al mismo tiempo, ya que a menudo el tamaño incrementa la fragilidad“. dice Nassim Taleb.
Ha venido una pandemia para darnos una buena bofetada en muchos sentidos.
Pero principalmente una muy interesante, que espero que sirva a partir de ahora para que cambien las cosas.
¿Y de que bofetada se trata?
DE QUE SOMOS MÁS FRÁGILES DE LO QUE APARENTAMOS SER.
Vamos por la calle como chulitos y chulitas haciendo parecer que somos algo en la vida. Cuando realmente no somos nadie.
Nos aprovechamos de la gente para que nos eleven a lugares que no nos merecemos pero que deseamos , por nuestros esfuerzos profesionales o personales.
Vamos diciendo a los demás que somos fuertes, que las circunstancias de la vida nos han hecho así, que nada nos importa y nada nos hace daño.
Y todo se nos viene abajo de repente.
Lo que decíamos que éramos, lo que creíamos que éramos , todo lo que habíamos hecho por aparentar ser alguien importante en la vida, se va de un momento para otro.
Se puede llamar “coronavirus”, se puede llamar muerte repentina , se puede llamar detección de una enfermedad incurable… Se puede llamar lo que quieras, pero son esos momentos o situaciones que piensas que a ti nunca te van a ocurrir, te tocan.
Te das cuenta, que todo el esfuerzo por luchar por algo exterior a ti, quizá lo hayas podido conseguir, pero en ese momento, ya no vale la pena.
Te das cuenta, que todo esfuerzo para aparentar algo que querias aparentar, no vale la pena para la situación que estás viviendo o apunto de vivir.
Me importa poco seas un gurú, o una experta según Linkedin en algo que ni tú misma sabes que estás diciendo, seas famoso o el más rico del mundo, este virus nos está enseñando algo muy importante, somos más frágiles de la imagen que podamos dar a los demás.
Y eso tenemos que aceptarlo, te guste o no.
Luchamos por mierdas, luchamos por querer caer bien a los demás. Luchamos por aparentar algo que no somos y que muchas veces no queremos ni ser. Pero es lo que dicen los demás, es la “presión” de los demás para alcancemos algo que nos dará una “falsa” felicidad.
Y cuando nos hemos esforzado, cuando estamos disfrutando de esos premios, viene un bicho en estos casos y nos lo roba de un momento para otro.
No solamente esto , pensamos que tenemos las personas al lado, que siempre estarán junto a nosotros, porque somos quienes somos. No hace falta decir te quiero, no hace falta hacer detalles, no hace falta dar un simple gesto de cariño. Si ya están con nosotros, ¿Para qué?
Y de repente, esa persona se va. Y no puedes despedirte, no puedes decirle todo lo que querías haberle dicho. Te arrepientes de haberte callado, de no haberle hecho sentir todo lo que tú sentías por ella y todo porque lo dabas todo por hecho.
Mira haz lo que te de la gana con tu vida, sigue creyendo que eres la reina o el rey del mambo, que tienes que pagar las facturas como sea y dejando de lado a toda aquella persona que no te baila el agua.
Mira haz lo que te de la gana, pero no cuides a esa persona que está a tu lado porque te quiere de verdad, porque te respeta y quiere lo mejor para ti.
Mira haz lo que te de la gana, pero no eres inmortal. Eres más frágil que cualquier jarrón chino en manos de tus sobrinos de 1 año.
Lucha por ti, por lo que quieres, por lo que sientes y que le den a los demás. Porque te puedes ir en cualquier momento al barrio de allá arriba y te irás con la sensación de que podrías haber hecho más , que no has sido feliz y que has jodido a más gente que la que has hecho feliz. ¡¡Y que pena irte al otro barrio sin haber dicho un te quiero!! Pero lo peor de todo, no haberlo dicho muriéndote de ganas por haberlo hecho.
¡¡Qué pena no reconocer que somos más frágiles de lo que aparentamos ser!!.
Pero somos más frágiles, cuando hemos basado nuestra vida en tonterias, en creencias y en apariencias. En el exterior y no en el interior. Cuando somos nosotros mismos, no nos consideramos vulnerables, (palabra ahora tan cool) porque sabes que la vida es una suma de acontecimientos de los que depende de ti como enfrentarte a ellos. No te sientes vulnerable en esos momentos, te sientes fuerte, sabiendo que lo que tienes que afrontar es lo que tienes delante y que solo tienes el presente.
¿El futuro? Se empieza afrontando el presente.
No dejes nada en el tintero, no solo cuando te vayas para allá arriba, sino cuando te vayas todos los días a dormir.