El smartphone sabe todo de nosotros
oda esa informació la brindamos nosotros mismos a través de nuestro teléfono celular.
Más de 2.500 millones de personas en todo el mundo poseen un smartphone. Unas 1.400 aplicaciones de uso común rastrean las ubicaciones de sus usuarios, a veces con una precisión de centímetros y una frecuencia de cientos de veces al día. Usamos las aplicaciones por su utilidad. Los datos de ubicación proporcionan una experiencia personal cuando queremos más información sobre nuestro entorno, ya sea para encontrar el restaurante mejor calificado, conocer el clima local durante la semana o incluso encontrar posibles amigos que estén cerca.
Los datos recopilados por nuestros teléfonos inteligentes y aplicaciones son valiosos para las empresas, que los usan con fines publicitarios y para captar nuevos clientes. Adónde vamos, qué hacemos y cómo hacemos negocios son datos que ofrecen una perspectiva socioeconómica y demográfica, que se puede aprovechar para actividades de marketing específicas.
A nivel macro, los datos de las aplicaciones de ubicación pueden ayudar a los dueños de negocios, líderes, planificadores regionales y funcionarios gubernamentales a tomar decisiones informadas que podrían mejorar nuestra vida cotidiana.
Pero cuando se combinan con otros marcadores identificables, los datos de ubicación pueden exponer completamente nuestras elecciones personales: detalles sobre nuestra vida familiar, salud, trabajo, relaciones u otras actividades.
Curiosamente, no tenemos que registrarnos en Facebook ni dar permiso a las aplicaciones para rastrear nuestra ubicación. Pueden hacerlo por sí mismas. Antes de la llegada de las tecnologías GPS y 4G, se hacía por triangulación, que puede determinar la ubicación de un dispositivo móvil calculando su distancia de tres o más torres de telefonía en relación con una ubicación fija. Es el método de la vieja escuela.
Ahora, los teléfonos inteligentes vienen equipados con chips de Wi-Fi y GPS (Sistema de Posicionamiento Global). Funcionan detectando la posición y la señal de una serie de satélites, pero estar en una ubicación sin una vista clara del cielo dificulta que la antena de su aparato rastree su ubicación a través del GPS. Ahí es donde entran en juego los dispositivos Wi-Fi. Dado que los teléfonos inteligentes tienen ahora un chip de Wi-Fi incorporado, buscan constantemente puntos de acceso a Wi-Fi (como routers domésticos, balizas o redes municipales de Wi-Fi) y transmiten públicamente datos (como el SSID y MAC del teléfono).
Gracias a estas tecnologías, nuestros celulares pueden obtener una estimación precisa de nuestra ubicación y hacer que las aplicaciones y servicios basados en la localización sean más útiles. Crean una base de datos de geolocalización y dibujan un perfil digital más completo del usuario con cada movimiento que realiza. La NASA está trabajando para superar los límites del GPS con nuevos satélites y experimentos.
Mucha gente está dispuesta a negociar con su privacidad si cree que los beneficios de una app superan sus riesgos. La mayoría de nosotros seguimos utilizando aplicaciones que rastrean la ubicación por comodidad y seguridad.
Las funciones de ubicación pueden priorizar los resultados por su cercanía, lo que simplifica la toma de decisiones. Por ejemplo, ¿preferimos un hotel de 5 estrellas lejos de nuestro destino a uno de 3 estrellas a media pensión y cerca de todas las atracciones? Realizar un patrón de nuestras tiendas favoritas también tiene sus recompensas. ¿Por qué acudir a tres tiendas diferentes si puede ser recompensado con créditos, cupones o regalos de la tienda que visitamos frecuentemente?. Las aplicaciones que registran la ubicación también ofrecen a los padres la tranquilidad de conocer en todo momento la ubicación exacta de los miembros de la familia.
Cada conjunto de datos tiene un componente de geolocalización, que puede ser utilizado por los especialistas en marketing para crear y enviar anuncios personalizados y experiencias móviles. Si aceptamos recibir cupones, los anunciantes pueden enviarnos mensajes con promociones por SMS o por medio de apps cuando entremos en un área (un perímetro virtual predeterminado, como la entrada a Starbucks, que desencadena una alerta o notificación).
Si un negocio quiere abrir una nueva tienda, podría usar los patrones de tráfico peatonal de los usuarios de la aplicación y hacer una referencia cruzada con la información comprada a una empresa de comercialización de datos.
Desafortunadamente, al igual que sucede con cualquier otro dato sensible, los servicios de datos de ubicación pueden ser mal utilizados por terceros. Los defensores de la privacidad y los cuerpos legislativos presionan no solo por un mejor almacenamiento de los datos de ubicación, sino también para limitar la cantidad de datos guardados en los teléfonos, la frecuencia con que estos rastrean la ubicación y por el cifrado de esta información.
Aunque no es posible en la actualidad deshabilitar el rastreo de ubicación de un smartphone, hay formas de limitarlo.
Cómo evitar que el teléfono brinde datos de ubicación:
Esto se logra desactivando los servicios de ubicación: Esto se puede hacer por completo o solo para aplicaciones determinadas. La mayoría de las aplicaciones no necesitan conocer la ubicación para funcionar. Para desactivar los servicios de ubicación en Android, se debe ir a Configuración y luego a Ubicación y desactivar la Ubicación. En iOS se debe ir a Configuración, Servicios de ubicación y desactivar Servicios de ubicación. Allí, los usuarios también pueden elegir que las aplicaciones nunca usen su ubicación, que solo la utilicen mientras usan la aplicación, o que tengan acceso siempre.
Utilizar una VPN: Una red privada virtual crea un túnel privado entre el teléfono e Internet que cifra el tráfico y la actividad en la red frente a curiosos y hackers.
Preguntar para conectar: Asegurarse de que el teléfono pide permiso para unirse a una red cuando la detecte, algunos teléfonos se conectan de forma automática a conexiones de Wi Fi conocidas. Para cambiar esto se debe ir a Ajustes, Wi-Fi, y activar la opción de Solicitar unirse a redes.
Desinstalar apps: Es recomendable desinstalar apps que ya no son utilizadas. Los desarrolladores actualizan continuamente sus apps para corregir posibles fallas de seguridad, y es poco probable que los usuarios que no usan una aplicación durante meses instalen las actualizaciones necesarias.