La Gran Asunción saturada por más de 500.000 vehículos
Este año ya hay unos 34.897 vehículos más que en el 2011 en la Gran Asunción, lo que lleva el total a 501.831. Buses, autos, camionetas y motos saturan las principales arterias, sin que se vean políticas de parte de las autoridades para mejorar la situación. Una persona que conduce todos los días (hábiles) desde San Lorenzo hasta el centro capitalino puede gastar, solo en el viaje de ida, hasta 30 horas al mes. Este año, solo en Capital, los accidentes ya suman 1.988.
Asunción dejó de ser la ciudad de los naranjos, para convertirse en la ciudad de los automóviles. Según datos actualizados del RUA (Registro Ãnico del Automotor), en Capital hay 246.970 vehículos registrados, y en Central, 254.861, y en total suman 501.831 móviles que, en su mayoría, tienen como destino a la capital y circulan por las principales avenidas, como Mcal. López, Eusebio Ayala y Artigas.
Los embotellamientos, el caos vehicular y los accidentes son postales diarios de la ciudad, donde la cantidad de móviles crece sin parar, mientras las autoridades siguen sin ofrecer una solución práctica.
A mediados del año pasado, los vehículos en Capital y Central sumaban en total 466.934, o sea, 34.897 menos que este año. âYo llego en una hora desde Trinidad hasta el microcentroâ, se quejó Gabriela Galeano, mientras esperaba en el semáforo de Mcal. López casi EE.UU. âCada año la situación está peorâ, agregó el automovilista Alan Valdez.
Vivir en el auto. Sin duda, el automóvil no se inventó para vivir en su interior, pero Asunción tiene la desventaja de modificar hábitos. Desde San Lorenzo al centro, por Eusebio Ayala, se tarda como una hora y media para llegar al microcentro en horario pico. A este ritmo, y hablando solo de entrar al centro, se pierden unas siete horas y media en cinco días. En ese sentido, en un mes, contando los días hábiles, las horas perdidas en el tráfico sumarían 30 horas.
Según el Plan Zeta del año 1998, a este ritmo, la velocidad de circulación en el 2015 será de solo 5 kilómetros por hora, y como en el cuento âLas autopistas del surâ, de Julio Cortázar, en las calles reinará la contradictoria sensación del encierro en plena selva de máquinas pensadas para correr…