El invierno demográfico empieza a azotar al mercado laboral
El invierno demográfico en el que se ha instalado la sociedad española ya está afectando de forma creciente al mercado laboral. La mano de obra disponible, la población activa, lleva años reduciéndose. Y, al mismo tiempo, se envejece cada vez más. El dato es rotundo: en los diez últimos años, España ha perdido el 34% de su mano de obra menor de 35 años de edad, pero ha disparado un 45% la de más de 50 años.
Que aumente la población activa de más edad no es un problema en sí mismo para el mercado laboral. Lo que es preocupante es que eso se produzca al mismo tiempo que desaparece mano de obra joven. Eso sí es un problema, sobre todo por el horizonte que dibuja a medio y largo plazo: falta de relevo generacional y riesgo agravado de desequilibrio en el sistema de la Seguridad Social, comprometiendo las pensiones.
¿Por qué baja la población activa joven? Los análisis demográficos de los últimos años apuntan a una combinación de factores. De una parte, los efectos de 40 años de tasas de natalidad a la baja en nuestro país. De otro lado, las secuelas demográficas que ha dejado la última crisis económica: durante los años de bonanza, desde la segunda mitad de los 90 hasta 2008, España atrajo población inmigrante al calor del despegue económico, y eso rejuveneció el censo; pero al estallar la crisis se produjo el efecto inverso. La prolongada recesión empujó a una parte de esos inmigrantes a emprender el camino de vuelta o buscar oportunidades en otros países europeos. Y, además, jóvenes españoles también optaron por buscar empleo en el extranjero.
Jóvenes y empleo
A esas dinámicas demográficas se añade otro factor más que explica la reducción de la población activa joven que se ha producido en los últimos años: ante un mercado laboral cada vez más competitivo y que la crisis adelgazó, más jóvenes han optado por alargar su etapa formativa para prepararse mejor, lo que retrasa su incorporación al mercado laboral.
De todo eso dan fe las cifras que arroja la Encuesta de Población Activa (EPA). La última que se ha publicado, relativa al primer trimestre del año, indica que la población activa menor de 35 años supone en estos momentos en España el 26% del total, mientras que hace diez años representaba el 40% de toda la mano de obra disponible en nuestro país. Desde 2008, España ha perdido más de tres millones de activos menores de 35 años. Es decir, más de tres millones de jóvenes en edad, condiciones y disposición de trabajar.
Este desplome de la población activa joven se ha debido, mayoritariamente, a la
caída demográfica global
. Y también por ese retraso en la edad media a la que los jóvenes deciden acceder al mercado laboral.
Así, mientras que en 2008 España tenía 12,4 millones de habitantes de entre 16 y 34 años, en estos momentos la cifra ni siquiera llega a 9,4 millones, según los cálculos de la EPA. Además, en 2008 el 73,75% de los españoles de entre 16 y 34 años estaban en el mercado laboral, mientras que ahora son el 64%.
España lleva años perdiendo población activa de forma ininterrumpida. Exactamente, desde el año 2012, que fue cuando tocó techo, con 23,43 millones de ciudadanos en edad, condiciones y disposición de trabajar. Desde entonces, España ha perdido más de 600.000 activos.
Inmigración
Los demógrafos insisten en que resulta evidente que a corto, medio e incluso largo plazo, la única forma de revertir la regresión demográfica -y su impacto en el mercado laboral- pasa por consolidar un crecimiento económico que sea capaz de atraer población. Por sus pobres tasas de natalidad, España lleva muchos años demostrando que no tiene capacidad de garantizar una remontada demográfica, ni siquiera un relevo generacional sostenido. De ahí que el rejuvenecimiento demográfico tenga que pasar por «importar» recursos humanos, por la captación de flujos de migración que forzosamente han de sustentarse en un crecimiento económico sostenido y que garantice crecientes niveles de ocupación.
Vista panorámica de la capital zamorana – ICAL
Soria y Zamora, las provincias con la mano de obra más envejecida
En siete provincias españolas, los mayores de 55 años suponen más del 20% de toda la población activa. Son las que tienen la mano de obra más envejecida. La lista la lideran Soria y Zamora, donde los mayores de 55 años suponen, respectivamente, el 23,6% y el 23% de toda su población activa. Tras ellas se sitúa Ávila, con un 21,3% de activos mayores de 55 años de edad. En Palencia y León la tasa es del 20,8%, del 20,6% en Lugo, y del 20,3% en Huesca. En el extremo opuesto se sitúan Cádiz, Málaga y Almería, las tres provincias con un menor porcentaje de mayores de 55 años en el total de su población activa. En Cádiz suponen menos del 14%, el 14,3% en Málaga y el 14,8% en Almería.