La banca española estima que aún debe cerrar unas 6.000 oficinas más
El sistema financiero español ha ejecutado durante la crisis un draconiano ajuste de red para reestructurarse. El número de entidades se ha reducido de 62 a 19, se han cerrado 14.811 sucursales bancarias -un 32%- y 70.010 empleados del sector, un 25%, han perdido su puesto de trabajo desde 2008. Sin embargo, los bancos continuarán cerrando oficinas en los próximos años con el fin de mejorar su rentabilidad. Según coinciden en cifrar varias fuentes financieras, el sector tiene margen para reducir el actual tamaño de su red entre un 15% y un 20% más. El número de oficinas que la banca que opera en nuestro país mantenía activas a cierre del pasado septiembre, según datos del Banco de España, ascendía a 31.356 sucursales. Por lo tanto, ese ajuste adicional se traducirá en el cierre de entre 4.703 y 6.271 locales más, lo que dejará esa infraestructura por debajo de las 26.000 oficinas, nivel que no se registraba desde 1980, antes de la gran expansión del sector con la liberalización del sector de las cajas de ahorros. El motivo es la necesidad de mejorar la eficiencia y la productividad de la red para, en último término, incrementar la rentabilidad, el gran reto del sector para los próximos ejercicios tras su saneamiento y recapitalización. Ahora bien, en un escenario como el actual de bajos tipos de interés y menor demanda crediticia, que abarata los préstamos y hace que el volumen de la actividad no crezca lo suficiente, elevar ese margen vía ingresos es muy difícil. Por tanto, las entidades financieras van a tener que seguir reduciendo gastos de explotación. Y esa capacidad instalada es uno de ellos. El propio Banco de España viene recetando ese ajuste adicional para avanzar en esa mejora de la rentabilidad, junto con la prestación de nuevos servicios susceptibles de ser cobrados vía comisiones, la digitalización y una nueva vuelta de tuerca al proceso de fusiones entre entidades. «El sistema bancario español mantiene aún una densidad de oficinas superior a la media europea, por lo que este proceso puede tener aún cierto recorrido», insistió el gobernador, Luis María Linde, el pasado jueves durante el XI Encuentro del Sector Bancario del IESE Business School y la auditora E&Y. Densidad de la red A pesar del mencionado ajuste de los últimos seis años, España mantiene aún 7 oficinas por cada 10.000 habitantes, por encima de la ratio de países como Francia (5,8), Italia (5), Alemania (4,3), Reino Unido (1,7) y Holanda (1,1). Las fuentes financieras consultadas coinciden en que la banca española nunca bajará hasta la media europea (4 sucursales por cada 10.000 habitantes), lo que supondría unos 13.000 cierres, porque por su modelo de negocio y factores culturales y demográficos necesita más oficinas. El sistema financiero holandés, por ejemplo, requiere una red de sucursales menos extensa porque su actividad está más enfocada a la banca de inversión y corporativa, mientras que las entidades españolas son especialistas en banca «retail», es decir, de particulares. Además, el clima desfavorable y la mayor densidad de población desaconseja desplegar muchas oficinas en países como Holanda. Por si fuese poco, y pese al «boom» de los dispositivos móviles, el nivel de penetración de la banca digital en España es más bajo que en otras geografías. «En España, con las oficinas bancarias, sucede como con la cerveza, que preferimos tomarla en un bar que en nuestra casa», señala un directivo del sector. Nuevo modelo de sucursal Prueba de que España necesita una infraestructura bancaria mucho más capilar es que el número de empleados por sucursal en nuestro país es de 6,3 empleados, por debajo de Portugal (9,07), Italia (9,75) y Francia (10,92) y lejísimos de los niveles de Alemania (18,34), Reino Unido (37,14) y Holanda, con locales con una media de 50,7 trabajadores bancarios. En resumen, los bancos españoles tienen más oficinas, más pequeñas y con menos empleados. Pero las entidades han iniciado ya un proceso de transformación de esa red. En primer lugar, están concentrando la actividad de varias sucursales cercanas en una sola, con lo cual esos locales crecen en tamaño y en personal. De hecho, el cierre de oficinas de entre el 15% y el 20% no se traducirá en un ajuste de empleo de la misma magnitud, sino que será inferior. Pero sobre todo, los bancos están cambiando su actividad, reduciendo la operativa diaria -operaciones como ingresos en caja se están derivando a los cajeros y a la banca por internet- y aumentando la prestación de servicios de asesoramiento y gestión, para incrementar la venta de productos más complejos y rentables. Entidades financieras como el Popular, el Santander y Bankia han desarrollado conceptos de oficinas en ese línea en los últimos meses. Proceso de fusiones Eso sí, la ejecución de ese ajuste pendiente, según las fuentes consultadas, será lenta y va a prolongarse durante varios años. La cuestión es qué banco da el primer paso. Las grandes entidades financieras del país, explican en el sector, van a crecer en los siguientes ejercicios sobre todo captando clientes de otras entidades, más que generando nuevo negocio, por la mencionada debilidad de la actividad. Para ello, los grupos bancarios necesitan mantener buena parte de su red. Así, las entidades que se encuentren en una situación más holgada de eficiencia, productividad y rentabilidad van a esperar a que las que están en más apuros anuncien los primeros cierres. A todo ello hay que sumar que todo el sector, incluido el supervisor nacional, espera que el mapa bancario del país se concentre todavía más vía fusiones y absorciones entre entidades. Ese proceso reducirá aún más el número de bancos y, consecuentemente, provocará un nuevo ajuste de las redes y las plantillas…