Impagos de las empresas, la otra amenaza para la economía mexicana
La semana pasada hubo dos noticias corporativas muy negativas que, dada la vorágine informativa, pasaron relativamente desapercibidas o no se les puso el foco informativo que ameritaban por lo que podrían significar para la ya de por sí muy deprimida economía mexicana.
La compañía Grupo Posadas anunció en un comunicado emitido a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) que postergará el pago de 15.5 millones de dólares de intereses a sus acreedores, para enfocar sus recursos en efectivo a mantener sus operaciones ante la caída de ingresos operativos debido al Covid-19.
Estos recursos que debería haber pagado el corporativo mexicano forman parte del adeudo que tiene de documentos denominados Senior Notes, que vencen en 2022; dichos intereses deberían pagarse el próximo 30 de junio, pero las condiciones de los contratos otorgan un mes de gracia.
Por su parte, Grupo Famsa señaló, también en un comunicado a la BMV, que presentó una solicitud voluntaria bajo el capítulo 11 del Códifo de Bancarrota de los Estados Unidos, en el Distrito Sur de Nueva York, con la intención de obtener la autorización para reestructurar sus notas senior en circulación, con vencimiento este año.
La situación de la empresa se ha complicado debido a que ha tenido que cerrar alrededor de 40 por ciento de sus tiendas debido a la pandemia, al tiempo de que registra problemas de liquidez por la falta de pago de sus clientes.
Estas dos noticias son reflejo de la difícil situación por la que empiezan a pasar las empresas en México por los efectos de la crisis que se desató con el coronavirus. La mala situación era esperada, pero el hecho de que empiece a afectar a los grandes corporativos es una muy mala señal para la economía mexicana. Se calcula que miles de medianas, pequeñas, y sobre todo micro empresas, podrían cerrar sus puertas por esta crisis, pero las afectaciones a los grandes corporativos es un escenario que puede empeorar la situación y colaborar en este desplome que hará de la economía nacional una de las más golpeadas en el mundo.
Pero, ¿qué significa el incumplimiento de pago de deuda?
El incumplimiento de pago de deuda de una empresa tiene muchos significados. Cuando una compañía deja de pagar deuda significa en términos llanos que tiene problemas de recursos financieros, generalmente falta de liquidez, en casos graves enfrenta un proceso de descapitalización.
Esta falta de liquidez es provocada, casi siempre, por un entorno adverso en la economía en la que se desenvuelve, factores como falta de pago de sus clientes, descenso abrupto en su negocio y por lo tanto en sus ventas, así como el recorte de sus expectativas hacia el futuro, son clásicos en este escenario.
En este sentido, la compañía debe enfrentar diversas medidas para mantenerse a flote, el incumplimiento de sus pagos es uno de ellos. Lamentablemente, el hacerse más “pequeña” por medio de recortes de personal es una más de las medidas que suelen utilizar las compañías. En empresas grandes esto significa una muy mala señal para las economías, debido a que los sectores en los que se desenvuelven no tienen un buen desempeño y como “cabezas de sector”, es decir, como empresas grandes representativas, es un hecho casi inevitable que la economía en general tendrá dificultades adicionales.
Menos apetito de los inversionistas por deuda
Esta situación, la de los incumplimientos corporativos, es un fenómeno esperado y para el que incluso ya existen algunas proyecciones; S&P Global Ratings emitió justamente la semana pasada un análisis denominado “Incumplimientos corporativos en América Latina podrían rebasar 10 por ciento a fin de año”.
Los analistas de la compañía ya detectaron un descenso del apetito de los inversores por los bonos corporativos latinoamericanos, situación que dificulta a los emisores renovar su deuda. De acuerdo con sus cifras, para finales de mayo, la emisión de bonos corporativos latinoamericanos habría sido 50 por ciento inferior a lo registrado en el mismo periodo del año pasado. De hecho, solamente tres emisores de grado especulativo han completado emisiones internacionales de deuda en los últimos tres meses: Cemex, Petrobras y Nexa Resources.
En su escenario, S&P Global Ratings destaca que su expectativa de tasa de incumplimiento incluye posibles incumplimientos convencionales y reestructuraciones de facto. De hecho, prevé que muchos de estos posibles incumplimientos corresponderían a ofertas de canje, que en los hechos son reestructuraciones de facto porque, en opinión de los analistas, los tenedores de bonos no obtendrán una compensación suficiente, lo que significa que recibirán menos de la promesa original.
Una conclusión alentadora en el análisis se refiere al hecho de que, pese a la expectativa en torno a una contracción tres veces mayor a la caída del PIB registrada por la región durante la crisis financiera mundial en 2008-2009, es posible que esta recesión sea más corta, además de que considera que las empresas están más y mejor capitalizadas, menos expuestas a impactos cambiarios y, en general, tienen posiciones de liquidez más fuertes que en esa época.
Sin embargo, hay amenazas latentes y escenarios imprevisibles para los analistas, una de ellas es la siguiente.
¿Cuántas empresas más caerán en impago?
“En nuestra opinión, el punto de partida de la recuperación será crucial para la tasa de incumplimiento”, señala S&P Global Ratings en su informe. Para la calificadora, los impagos de las empresas podrían aumentar si el virus no cede y las medidas de confinamiento y distanciamiento social perduran.
En este contexto, si la recuperación económica inicia en el tercer trimestre del año como se espera, el número de incumplimiento de corporativos podría mantenerse incluso por abajo de la tasa de 10 por ciento de la cartera calificada de S&P Global Ratings.
En caso contrario, si el inicio de la recuperación se prorroga hasta el cuarto semestre del año, si se extiende el confinamiento por más tiempo o si se restablece, o si la contracción económica en Sudamérica es más profunda de lo esperado, la tasa de incumplimiento subiría a niveles aproximados de 13 por ciento, es decir, alrededor de 45 emisores de deuda de su cartera de cobertura.