¿Compra clásica, renting o leasing? – deGerencia.com
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¿Compra clásica, renting o leasing?

Cuando adquirimos un vehículo, la compra es el primero de una larga serie de gastos que van a estar acechándonos durante toda su vida útil. El transporte privado es, aunque no siempre nos demos cuenta, un lujo, que al cabo de los años sale muy muy caro… pero también se disfruta, todo sea dicho.
La fórmula de compra clásica ya la conocemos todos. Compramos el vehículo, pagamos los impuestos, lo aseguramos, pagamos el combustible, peajes y lavados. Además, si se avería y no hay garantía, nos tocará arreglarlo de nuestro bolsillo. Es decir, soportamos todos los gastos del vehículo.
Por otra parte, a menos que tengamos el dinero suficiente para comprar “a tocateja” pues habrá que contemplar también los gastos financieros, es decir, los intereses y las comisiones derivadas del préstamo necesario para adquirir el vehículo, ya sea nuevo o no.
Veamos de qué forma podemos tener alternativas al proceso de toda la vida. Hablaré de dos: leasing y renting.

Leasing
Es un producto financiero de alquiler. El contratante tiene como ventajas unas facilidades de financiación superiores a las de un banco de toda la vida, habrá que pagar una serie de cuotas estipuladas mediante un contrato hasta que este finalice. Al finalizar el contrato hay tres posibilidades:
Terminar de pagar el vehículo pagando una última cuota, y quedárselo
Renovar el contrato de leasing con un vehículo igual o más moderno
Entregar el vehículo. Otro podrá comprarlo a un precio reducido y con garantía
Esta fórmula está enfocada a empresarios individuales (autónomos) y empresas, pues tiene una serie de ventajas fiscales que permiten deducirse las cuotas, aunque por otro lado es un producto muy complejo a efectos financieros y requiere más trabajo para gestionarlo. Por otra parte, no ahorra más gastos.
Es decir, habrá que seguir pagando el seguro, averías, neumáticos, etc. La ventaja principal es la fiscalidad y que, a diferencia de la compra clásica, no se produce la misma depreciación en los activos. Pero para los particulares, y también los empresarios, hay otra fórmula que puede ser más ventajosa, el renting.
El leasing es más restrictivo, por ejemplo, si los vehículos se deterioran por algo por encima del uso habitual, seguramente el contrato obligue al usuario a abonar los desperfectos ocasionados. El coste financiero del leasing es superior al de una compra clásica financiada por un banco, además, dura dos años como mínimo.

Renting
Este tipo de contrato de alquiler tiene como objetivo eliminar los riesgos. Es decir, el contratante paga una cuota fija mientras sea vigente el contrato y no pagará nada más que el combustible, los peajes y los lavados. Todo lo demás corre a cargo de la empresa de renting.
Podemos elegir cualquier coche nuevo del mercado, aunque en determinadas marcas y modelos habrá descuentos más ventajosos. Ellos se encargarán de matricularlo, asegurarlo, hacerse cargo de cualquier avería, reemplazarlo en caso de accidente/avería y puede que incluso gestionen las posibles multas que podamos tener.
Un contrato de renting tiene una duración definida y condiciones adicionales como número de kilómetros al año. Podremos ser bonificados si no alcanzamos el límite, pero a buen seguro seremos penalizados si lo superamos. Al finalizar el contrato, es como el leasing, pero no siempre podremos quedarnos con el coche.
A efectos fiscales, los empresarios y autónomos pueden deducirse el 100% de las cuotas de renting del IRPF y el 50% del IVA, a menos que sea un vehículo de uso personal. Los particulares no tienen ese tipo de ventajas, ya que no sería un gasto empresarial.
El renting nos permite por ejemplo siempre tener coche nuevo, sin tener que preocuparnos de los gastos, y tener la seguridad de que pagaremos una cantidad mucho más estable y ya no habrá que tener tanto miedo a las primas del seguro o averías de cierta consideración que no estén en garantía.
Hay que coger la calculadora para evaluar si nos interesa más el renting que la compra clásica, las empresas de renting, bancos y en general, las que se dedican al negocio, nos ofrecen simuladores para saber cuánto pagaríamos cada mes, y a partir de ahí, echar cuentas.
¿Cuánto me cuesta el coche nuevo? ¿Tengo que pagar intereses? ¿Qué cantidad? ¿Cuánto va a costarme el seguro? ¿Y las revisiones? ¿Y los cambios de neumáticos? ¿Qué pasa si tengo una avería de 1.000 a 2.000 euros? … Si seguimos ampliando nuestro análisis, veremos que el renting puede no ser una mala idea.

Casos prácticos
Vamos a comprarnos un Ford Fiesta 1.6 Sport 3 puertas, valorado en 15.640 euros, aunque con promoción se queda en 13.840 euros (no vamos a considerarla). Le añadimos sólo pintura metalizada, 275 euros más. Le haremos 20.000 km anuales y no elegiremos vehículo de sustitución (para una empresa de renting concreta).
La cuota mensual, sin IVA, sale por 365,93 euros en un contrato de 48 meses. Sumándole el 16% del IVA (*) la cuota mensual se queda en 424,48 euros. Por cada km no recorrido nos pagarán 0,0055 euros, y por cada uno de exceso, 0,0476 euros. Como son 80.000 km de contrato, nos cambiarán un juego de neumáticos entero.
Al cabo de cuatro años, el coste total de la operación son 20.375,04 euros. Como hay que tener en cuenta la subida del IVA, en realidad costaría, comprándolo en enero, 20,682,36 euros. Si lo comprásemos por nuestra cuenta, tendríamos que hacernos cargo de todo lo siguiente:
Compra del coche, seguro, gestión de accidentes, mantenimiento (revisiones y reparaciones), asistencia en carretera 24h, impuesto de circulación y cuatro neumáticos (podemos valorarlos en unos 400 euros). ¿Cuándo amortizaríamos todo eso?
Restemos al coste del renting, el coste del coche, financiándolo pero por banco. En cuatro años sale una cuota de 391,29 euros con el banco “X”, así que el coche nos cuesta en total casi 18.800 euros. Sumemos las ruedas, ya van 19.200 euros, los 800 euros restantes son para pagar todo lo demás.

Claro, que se escapa un detalle, al finalizar el renting no nos quedamos con el coche, pero con compra clásica sí. En todo caso, puestos a no mantener el coche muchos años, el renting sale más rentable. Con compra clásica, si se vende el coche, se deprecia mucho, pero con renting no. No he considerado combustible en el cálculo.
Otro ejemplo. Toyota Prius Eco, valorado en 21.700 euros. Para un contrato de 60.000 km en 48 meses (cuatro años) la cuota es de 484 euros (sin IVA). Al término del contrato, haciendo esos kilómetros, nos cuesta todo 27.355,68 euros con IVA (contando subida). Se puede terminar de comprar el coche por 7.678 euros más impuestos.
Es decir, en cuatro años, si nos quedamos con el coche, pagaremos más de 35.000 euros con renting. Si lo compramos financiado a 48 meses, sale una cuota de 534,87 euros, total, 25.673,76 euros. Sumemos 500 euros de ruedas, 4.000 de seguro a todo riesgo, nos plantamos en casi 30.000 euros. Falta por sumar impuesto de circulación, asistencia, mantenimiento y posibles averías.
No digo que el renting siempre interese, pero un gran número de veces puede resultar la mejor opción.



  • Ver original en Yo Llego a Fin de Mes.com
  • Publicado el jueves diciembre 24, 2009
  • Noticia local de España


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