El fracaso, un activo emprendedor – deGerencia.com
NOTICIA

El fracaso, un activo emprendedor

8 de cada 10 emprendedores que inician empresas fracasan en los primeros 18 meses. Un ratio alto y aparentemente demoledor, pues fracaso denota algo definitivo, cuando no es así. ¡El éxito tampoco lo es!

Toda carrera profesional nos demuestra que lo que podríamos entender como fracaso, en realidad, son errores de los que extraemos lecciones que pueden ser un arma poderosa en el arsenal empresarial de cualquier emprendedor. La gran mayoría de ellos pivotan a otras ideas o provocan/encuentran otras oportunidades y, con las expectativas correctas y una comprensión de algunas verdades aprendidas, es un hecho que se acercan más al éxito.

“No fracasé, sólo descubrí 999 maneras de cómo no hacer una lámpara” – Thomas Edison.

Componente cultural

El componente cultural pesa. Y mucho. En EEUU, se enseña a emprender desde el colegio, donde se tatúa en la mente de los niños y adolescentes que el fracaso hace parte del camino hacia el éxito. Las personas no son recordadas por el número de veces que fracasan, sino por el número de veces que tienen éxito. El primero no es objeto de condena, sino que es abrazado como una palanca para lograr el segundo. En España y en la cultura latina, sabemos que aún no es así y que, como todo cambio cultural, aunque ya iniciado, lleva su tiempo. Basta con ver la proporción comparativa en el número de búsquedas de las palabras “éxito” y “fracaso” en Google, en español y en inglés. ¡Hagan la prueba!

En mi experiencia de más de una década trabajando con emprendedores internacionales, puedo atreverme a extraer algunas verdades aprendidas sobre los fracasos más comunes a la hora de emprender, presentes en todos los ecosistemas de innovación y emprendimiento, en mayor o menor medida:

Estar enamorado del producto/servicio… y no del cliente será el mejor aliado de un posible fracaso. Una buena idea no es suficiente. La propuesta de valor de tu producto/servicio debe solucionar algún problema o necesidad no cubierta del mercado y que éste la compre. Identificar a tu público objetivo y validar con él tu producto/servicio es un primer paso obligatorio antes de lanzarte a completar la cadena de valor de tu startup. Enamórate de tu cliente, entiende qué necesita, cómo lo necesita y cuándo. Además, que repita. Tu objetivo es que el cliente se enamore de tu producto/servicio. No tú.

Socios e inversores

Por otro lado, elegir a socios e inversores con la misma visión y compromiso a largo plazo te allanará el camino. ¿Cuántas veces, por el apremio de levantar capital o reclutar compañeros de viaje, has incorporado al primero -o enésimo- que se ha dejado, o has ofrecido acciones de tu empresa, a cambio de su tiempo o ayuda?

La selección de socios e inversores debe estar basada en criterios específicos a tus necesidades a corto y largo plazo. Debes asegurarte que compartís una misma visión de futuro de la empresa, que tiene track-record en tu sector, que debe tener un networking útil a tus objetivos, que estará comprometido a largo plazo y que definís muy bien los roles desde el inicio. Se mueren más empresas por desavenencias con socios e inversores que por falta de capital.

Think Big: Internacional y escalabilidad desde el minuto cero. Las crisis económicas nos han enseñado la importancia de diversificar los riesgos. Las empresas que encontraron mercados alternativos y no dependían exclusivamente del nacional, no sólo han sobrevivido, sino que han crecido.

Tener una propuesta de valor escalable internacionalmente desde el inicio te facilitará mucho la atracción de inversores. Si no se prepara la empresa desde el inicio con esta visión, más tarde no sólo será más costoso, sino que tal vez imposible. No te autolimites. La ambición, con ética, tiene que estar en el ADN de tu proyecto al nacer.

Contar con un buen Consejo

Es importante construir un Consejo de Administración de campanillas. Me llama la atención la poca importancia que el ecosistema emprendedor español le da a este tema. En EEUU, el Consejo es un activo crítico para el éxito, básico para atraer a inversores y acceder a nuevas oportunidades.

El criterio de selección de los consejeros debe considerar su reputación y capacidad de atraer a tu proyecto inversores, partners y clientes. Cuanto más internacional sea tu consejo, mejor. Tu consejo debe ser un equipo de profesionales proactivos y comprometidos con la aportación de valor recurrente a tu empresa.

Ojo avizor en los datos, especialmente los financieros

Recuerdo la primera sesión sobre emprendimiento a la que asistí en el MIT. El profesor, sin mediar palabra, lo primero que escribió en la pizarra fue: “Cash flow is more important than your mother” –“tu cash flow es más importante que tu madre”-. Procura medir todo lo medible: tus decisiones deben ser tomadas en base a datos. Y el cash flow es la gasolina de tu negocio. Contrólalo de cerca, si es posible, a diario. Muchas buenas ideas y empresas se quedan en el camino por falta de combustible.

Foco en la visión a largo plazo

Es fácil perderla con los problemas del día a día y posibles nuevas oportunidades que surgen. Tu foco es irrenunciable: toda la energía y tiempo que inviertas en actividades no relacionadas con tu visión a largo plazo de tu compañía, te alejarán de ella.

Cuida a tu equipo

La obstinación natural de algunos emprendedores puede llevarles a desatender o a quemar a su equipo. Las culturas y valores corporativos se construyen en el día a día. Las personas que confiaron y apostaron por tu proyecto deben ser cuidadas. Si alguien, especialmente en un puesto clave, abandona la empresa por esta razón, notarás las consecuencias directamente en tu negocio. Ya sabes: “Si quieres llegar rápido, ve solo. Pero si quieres llegar lejos, ve bien acompañado”.

Tu actitud importa

La resiliencia será tu biodramina. Todos los que hayamos creado una empresa, sabemos que la vida del emprendedor es una auténtica montaña rusa. Desistir en los momentos bajos o sentir que ya lo tienes todo en los altos, son amigos del fracaso. Celebra los éxitos, corrige los errores rápidamente, aprende de ambos y persiste en tu foco.

Vivir el fracaso en positivo hace parte del arte de emprender con éxito. Saber entender las lecciones que los errores encierran y tenerlas en cuenta en un futuro, es un activo y una gran palanca para el éxito. Sólo depende de ti. Como bien decía Nelson Mandela: “Nunca pierdo: o gano o aprendo”.



  • Ver original en EmprendedoresNews
  • Publicado el jueves junio 27, 2019


  • Deja una respuesta

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

    Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.