Pago de impuestos: retrasos, devoluciones y otros problemas – deGerencia.com
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Pago de impuestos: retrasos, devoluciones y otros problemas

Todos pagamos impuestos, en mayor o menor cantidad pero es una obligación intrínseca y constitucional que genera que cada uno de nosotros tenga que contribuir al sostenimiento de los gastos del estado, comunidades autónomas, ayuntamientos, seguridad social… A nivel de la economía doméstica, el pago de los impuestos representa una parte muy importante dentro del total de ingresos que recibimos, presentando unos porcentajes muy elevados para muchos casos.
Imaginemos que si sumamos el total de impuestos pagados por una familia en un año, este porcentaje puede suponer hasta el 60% del total de los ingresos que recibe, si se tienen unos ingresos muy elevados. Partiendo de este torrente de pago fijo, tenemos que tener presente que muchos impuestos los pagamos de manera indirecta y no somos responsables de ellos y otros, si tienen que ser satisfechos directamente por nosotros, recayendo sobre nosotros mismos las consecuencias de su falta de pago o liquidaciones incorrectas.
Para aclarar el párrafo anterior, veamos un par de ejemplos sencillos. El IVA o el impuesto sobre hidrocarburos son impuestos que se pagan simultáneamente con la compra de bienes o servicios. Si yo le lleno el depósito al coche o compro cualquier objeto, pago los impuestos oportunos de manera simultánea, por lo que nunca tendré responsabilidad sobre si el impuesto está bien liquidado o no, o si la empresa lo ingresa en hacienda o no.
Pero existe otro gran bloque de impuestos que son los impuestos directos, los cuales su ingreso depende de nosotros. Por ejemplo, declaración de la renta o IRPF o el impuesto de circulación de un vehículo del que sea propietario. En estos casos, cualquier pago erróneo, demora en el mismo o errores voluntarios o involuntarios, tendrán consecuencias para nosotros.
Define la prioridad de pago
No pagar un impuesto dentro de la fecha de pago voluntaria, origina automáticamente un recargo en el importe del mismo que puede llegar al 20%. Supongamos que tengo que pagar el impuesto de circulación del coche, por importe de 100 euros. Si el día límite de pago para este impuesto, es el 30 de septiembre, a partir del día 1 de ocubre, tendré que pagar 120 euros.
Además de este recargo de apremio, que es el nombre que recibe, el importe que yo debo, genera intereses a favor del organismo emisor. Siguiendo con el ejemplo del seguro del coche, sería el ayuntamiento de residencia en el momento de la adquisición, con lo cual, la deuda será mucho más alta.
Estos importes de recargo tan elevados, nos tiene que hacer que nos planteemos el pago de los impuestos en primer lugar, dado que un retraso en el pago de los mismos, hace crecer la deuda rápidamente y a largo plazo, nuestra economía se resentirá bastante. Y por si nos queda alguna duda, todas las administraciones pueden embargar nuestros bienes y derechos por tener pendiente de pago cualquier tipo de impuesto.
El pago correcto es nuestro problema
Hay un dicho que reza: “el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento” y en caso de impuestos se lleva a rajatabla. Esto significa que si existen errores de cualquier tipo, faltan declaraciones o no estamos informados sobre todo lo que tenemos que pagar, cuándo y de qué manera, en el caso de cualquier defecto, siempre va a suponer un mayor gasto para nosotros.
No todos estamos cualificados para dominar la amalgama de impuestos a los que tenemos que hacer frente, pero por eso mismo, debemos informarnos en todas las dependencias públicas que prestan sus servicios o recurrir a profesionales para todos los casos que sean extremadamente complejos y no sepamos realizarlos nosotros mismos.
Es obvio que hay muchos impuestos que son bastante complicados de realizar para alguien que no esté familiarizado, como por ejemplo la declaración de la renta, pero no es óbice esta dificultad para que nosotros nos tengamos que preocupar de su correcto cumplimiento.
No perdamos nunca de vista el gran incremento que tiene cualquier deuda tributaria porque cualquier fallo en este aspecto puede romper los esquemas de pago de cualquier familia. Si tienes que escoger entre pagar un impuesto u otra cosa que no sea imprescindible, coloca a los impuestos siempre en la parte más alta de tus prioridades de pago. Ahorrarás mucho dinero con una buena gestión.



  • Tomado de Yo Llego a Fin de Mes.com (ya no está disponible online)
  • Publicado el lunes noviembre 16, 2009


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