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El desastre económico de una Cataluña independiente

Los nacionalistas catalanes defienden que la secesión implicaría una bajada del paro, de la deuda pública y del déficit, a la vez que una mejora del PIB. Sin embargo, una hipotética independencia de Cataluña conllevaría al desastre económico en la región y también perjudicaría al resto de España, según los informes y expertos consultados. El propio ministro de Economía, Luis de Guindos, ha repetido en varias ocasiones que derivaría en un «empobrecimiento brutal» de la población catalana debido a que el PIB caería a corto plazo del 25 al 30% y la tasa de paro se duplicaría. Además, según el titular de Economía, Cataluña perdería el euro como moneda y la propia quedaría muy devaluada respecto a las de referencia. También se produciría una contracción del crédito propiciada, entre otros elementos, por «un gobierno muy radical» al mando que sería muy negativo para la estabilidad económica financiera.

El retroceso del PIB catalán se derivaría de la evolución del comercio al extranjero y el bilateral con el resto del país. Conviene recordar que las exportaciones de Cataluña suponen el 25,6% del total de España, con esta comunidad a la cabeza en ventas al exterior. Pero, en caso de que se independizara, tendría que soportar aranceles del resto de la UE (61,51% del total de las ventas catalanas al exterior) de hasta un 10% con el consiguiente perjuicio para sus transacciones.

Cataluña también tendría que lidiar con el boicot a sus productos del resto de las comunidades españolas. En este punto, el daño sería especialmente grave, ya que las ventas de las empresas catalanas al resto de España (44.000 millones) superan a las exportaciones al resto del mundo (60.000 millones), de acuerdo a los últimos datos disponibles del ICEX. Así, Cataluña es la comunidad que más vende a otras autonomías con un superávit de 17.900 millones de euros, según un informe de Convivencia Cívica Catalana elaborado con datos del Centro de Predicción Económica. Esto supone el 30% de la riqueza anual generada en territorio catalán. Para entender mejor la magnitud de su comercio con el resto de España, el informe de Convivencia Cívica Catalana destaca que de los 23 mercados donde las empresas catalanas venden más de 1.000 millones de euros anuales, más de la mitad, un total de 13, son autonomías pertenecientes a España.

En otro estudio elaborado por la Generalitat se indica que para continuar en el mercado único, Cataluña solo necesitaría firmar acuerdos bilaterales parcidos a los que tiene Suiza para «eliminar tanto las restricciones arancelarias como las barreras técnicas en la exportación». Sin embargo, los tratados de la UE estipulan que para alcanzar estos pactos se requiere una votación a favor de una mayoría cualificada de los estados miembros.

Los daños en todo caso serían tanto para la marca Cataluña como para la marca España. El economista Carmelo Tajadura afirma que se trata de «un juego en el que las dos partes pierden y nunca un acuerdo ‘win-win’ en el que ambas ganen». Asimismo, ve claro que en el caso de que se declarara la independencia de forma unilateral (algo que considera poco probable), «Cataluña se situaría fuera de la UE». «El incumplimiento de la legalidad supone un salto al vacío que no haría factible una vuelta a la UE en el horizonte aprehensible».

Otro experto consultado, el profesor de Economía Europea de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y miembro de Societat Civil Catalana (SCC) Ferrán Brunet considera que la secesión no va a ocurrir, pero que la confrontación actual ya tiene un coste de al menos el 3% del PIB catalán. «El proceso separatista nos quita a los catalanes las libertades, el Estatuto, la capacidad de hablar y económicamente», afirma tajante Brunet, quien añade: «Sí, Madrid nos roba las inversiones privadas que se encargan de ahuyentar los separatistas». En este sentido, el profesor de la UAB asegura que «Cataluña ya está destrozada» por el daño económico, pero también por el de la imagen proyectada al exterior.

Sin ayudas del fondo de rescate
La región catalana ha recibido 5.305,33 millones en los tres primeros trimestes de 2017 procedentes del fondo de rescate del Estado, el FLA. La tutela del Estado es fundamental para que la región cumpla con el objetivo de déficit después de que el año pasado cerrara con un desvío del 0,93% y que registrara un déficit del 0,87% en el primer semestre. Tajadura alega que «Cataluña tendría que recaudar impuestos y hacer frente a todos los gastos que hoy asume el Estado. Además es previsible una cierta fuga de contribuyentes, tanto personas físicas como jurídicas y por supuesto, la pérdida del FLA».

Los independentistas aseguran que a su favor jugaría el déficit fiscal. Tajadura recuerda que los nacionalistas alegan que compensa todo, pero cree que hacen «las cuentas de la lechera». «Lo lógico es que al principio hubiera un déficit masivo. Y Cataluña no podría acudir a los mercados porque lleva años ausente, es bono basura y al imcumplir las leyes sería una apestada en los mismos».

Por su parte, Brunet considera que el déficit se dispararía hasta un 10,3% por una caída del empleo del 16% derivada de la reducción del comercio bilateral en un 45% y una caída del PIB del 14,2%. «En este caso, aumentarian las prestaciones por desempleo y disminuirían los ingresos fiscales con la consiguiente elevación del déficit público. A esto se sumaría el mayor gasto , añade el profesor de la UAB.

Respecto al manido déficit fiscal, Brunet argumenta que este desaparecería porque al independizarse de España dejarían de vender un 45% al resto del país, según los cálculos de SCC. «Los nacionalistas falsean la historia, se sustentan en la mentira y se columpian en ella. Rebatir mentiras es un arte difícil», argumenta.

Fuga de depósitos y corralito
El hipotético nuevo Estado catalán partiría con una deuda de 265.000 millones de euros, en torno al 124% de su PIB actual -el según ya publicó este periódico. «En una eventual independencia unilateral es previsible que el gobierno catalán no quiera hacer frente a su deda con el Estado o pueda condicionarlo a acuerdos ventajistas en otros apartados. A partir de ahí, las consecuencias serán imprevisibles por tratarse de un escenario de negociación», explica Tajadura.

«Con los mercados cerrados, una tentación sería recurrir a los bancos presentes en Cataluña. Pero colocar papel de mala calidad a estos dañaría su solvencia. Sin embargo, es previsible que buena parte del papel acabe en los balances bancarios, aunque, por supuesto, a tipos de interés muy altos», añade este economista.

La independencia también conllevaría una grave fuga de depósitos. «La banca española con sede en Cataluña será incapaz de asegurar la liquidez porque sería un país fuera de España y de la UE. La situación derivaría en un ‘corralito’ y en la emisión de moneda propia», sentencia Brunet.

Además, el profesor de la UAB calcula que la inversión directa extranjera en Cataluña caería en 20.000 millones de euros, lo que supone un descenso del 33%.



  • Ver original en Diario ABC
  • Publicado el viernes septiembre 29, 2017
  • Noticia local de España


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