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La Friega

En México, durante la etapa de reclutamiento de personal, en lo que se conoce como “evaluación diagnóstica” con frecuencia se aplica una pregunta de opción múltiple: Para mi el trabajo es: a) Un castigo Divino, b) Un mal necesario, c) Un privilegio. Es increíble pero, entre más bajo es el nivel escolar del participante, más se carga la respuesta hacia las dos primeras opciones. Debo aclarar que aunque son minoría, hay muchas personas que sin siquiera tener educación primaria, tienen un enfoque muy positivo del trabajo, el cual con toda seguridad adquirieron o mejor dicho, heredaron de sus padres o abuelos. Por desgracia, todavía son muchos los mexicanos que siguen considerando al trabajo como un castigo divino, lo cual es completamente falso. Y también, hay quienes observan el trabajo como un mal necesario, son aquellas personas que uno encuentra en la calle y cuando les preguntamos ¿Qué andas haciendo? , de inmediato responden: “trabajando, ¡no hay de otra!”. Este tipo de personas, si tuvieran otra opción, dejarían de trabajar de inmediato. Otras personas, cuando les preguntamos: ¿De donde vienes? , nos responden quejosamente: “de la friega”, porque el concepto que tienen del trabajo es de algo que cansa y no le ven a ello ningún aspecto positivo. A pesar de que existe una gran escasez de empleos, muchos de los que buscan trabajo dan la impresión, por la falta de entusiasmo con que lo hacen, que lo buscan con ganas de no encontrarlo.

Quienes consideran el trabajo como un castigo divino o como un mal necesario, generalmente se conforman con muy poco y no tienen otras aspiraciones sino solamente satisfacer, o medio satisfacer las necesidades mas elementales; estas personas abundan en muchas empresas y se caracterizan porque llegan tarde, faltan con frecuencia a su trabajo con el menor pretexto o sin él y se limitan a hacer solamente lo que se les dice que hagan, sin aportar nada adicional sino tratando de hacer lo mínimo indispensable y a veces ni eso. Es muy probable que este mal concepto del trabajo, tan generalizado en nuestro país, continúe así por muchos años más, hasta que el rezago educativo sea cosa del pasado. Podemos todos apostarle a que por un milagro, en un futuro cercano, los mexicanos vean al trabajo como lo que es, una bendición; podemos todos seguir así, sin hacer nada para que este problema desaparezca, sin embargo, muchos otros países, también en desarrollo como el nuestro, nos sacarán mucha delantera en competitividad y en productividad porque en ellos, sus habitantes le ponen amor al trabajo sin considerarlo un castigo sino un medio seguro de obtener bienestar, desarrollo y autorrealización.

Recientemente, en una oficina de esta ciudad, escuche por casualidad una conversación entre dos trabajadores de limpieza, uno le comentaba al otro que por la mañana le habían ofrecido que se quedara a trabajar tres horas adicionales para empacar canastas navideñas ofreciéndole una cantidad de dinero equivalente a la cuarta parte de su sueldo semanal y que no aceptó, a pesar de ser una muy buena oferta, porque “yo no quiero mas dinero, con que mis hijos coman, con eso estoy conforme”, sentenció el “trabajador”. Por desgracia, lo mas probable es que los hijos de ésta persona, hereden la misma actitud hacia el trabajo. Son muchísimas personas las que piensan así, con actitudes como la mencionada, nuestro país difícilmente cambiará; el san lunes, el ausentismo, la apatía, las fiestas patronales, los “puentes”, el conformismo, el aniversario sindical y muchas otras razones esgrimidas para no trabajar, son obstáculos que tarde (¡y ya es muy tarde!) o temprano tenemos que erradicar de la idiosincrasia de todos los habitantes de nuestro país.

En lugar de esperar un milagro o depositar todas nuestras esperanzas a largo plazo en el sistema educativo, deberíamos promover y fomentar en todos los ámbitos a nivel nacional los enfoques positivos sobre el trabajo para que los niños, los jóvenes y también los adultos, estén convencidos que al trabajar con entusiasmo, con actitud positiva y con constancia, estamos trabajando para que cada uno de nosotros y nuestro país seamos cada día mejores y mas competitivos.

El trabajo, tiene varios aspectos positivos: es una ley natural que contribuye a la realización del ser humano; da origen a nuestros satisfactores pues nos proporciona dinero y además de darnos casa, vestido y sustento, nos proporciona también servicios médicos, comodidades y esparcimiento. El trabajo también nos da nuevos conocimientos y experiencias que nos ayudan a formar nuestro carácter enseñándonos disciplina, lealtad, trabajo en equipo, solidaridad, etc. El trabajo tiene cualidades terapéuticas, y si usted lo duda, pregúntele a un jubilado. El mejor de los entretenimientos es estar laboralmente activo, satisface nuestra necesidad emocional de pertenecer a un grupo organizado dándonos identidad social. El trabajo hace que las personas experimenten el sentimiento de ser útiles a través de su esfuerzo cotidiano que beneficia a los demás. Todo trabajo es importante por insignificante que parezca, nos da la oportunidad de ponerle nuestro sello personal para satisfacer nuestro ego.

¡No veamos al trabajo como una friega! No nos amarguemos la vida, recordemos que Justo Sierra dijo que “el trabajo es una plegaria que el cielo escucha”

Juan Manuel Gonzalez Cerda

Ingeniero Mecánico Administrador egresado de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Posgraduado en Japón en Producción de Acero y en Sistemas Japoneses para la Calidad y la Productividad.Diversas posiciones directivas en empresas de Monterrey y de la Comarca Lagunera; Actualmente es Director General de World Class Mining Services Mexico, Profesor...

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