La descalificación mal intencionada, herramienta fundamental de la mediocridad y la frustración. – deGerencia.com

La descalificación mal intencionada, herramienta fundamental de la mediocridad y la frustración.

Como en algunas clásicas telenovelas, existen entornos de trabajo con la misma característica de descalificación mal intencionada, con falta de fundamento y sustentación, aplicada a diversos personajes en la vida laboral.

Generalmente en las historias novelísticas, los intrigantes, malos y poco profesionales, con una actitud negativa, tienen un final desagradable, pero de manera irónica son pocos los capítulos que muestran y enfatizan en el desenlace fatal y escarmiento recibido por dichos personajes. Durante todo el desarrollo de la misma, lo que se destaca es todo lo malo. Las personas que no tienen un criterio formado y que tampoco asimilan la moraleja de la historia, lo convierten en buenos ejemplos y enseñanzas dignas de imitar, que a la larga los llevarán directo al despeñadero, a la frustración y al fracaso.

Lo anterior se presenta en la mayoría de los casos, como una herramienta fundamental que utilizan los mediocres y frustrados, que lastimosamente también forman parte de las organizaciones y no importa la cantidad que sean, pretenden de manera irresponsable e inaudita hacerle daño a sus compañeros de trabajo y en muchos casos pasa de ser un asunto laboral, a otro personal y legal.

DESCALIFICACIÓN MAL INTENCIONADA

Comúnmente las herramientas utilizadas son los conflictos creados, las preferencias personales, los corrillos de pasillo, la indisposición, la envidia, intriga, suspicacia, maldad, exageración, infamia, el odio, morbo y prejuicios, entre otras.

Todas las anteriores han servido históricamente, para que de una manera desleal, se pretenda descalificar a alguna persona, sólo con el propósito de dañar su nombre, su imagen y por las razones anteriores, muchos han perdido hasta su trabajo; lógicamente esto último depende también de la seriedad de la organización donde trabaje. Recordemos que al que descalifica también lo descalifican.

Dependiendo del nivel de profesionalismo y ética con que se labore en las organizaciones, lo anterior podría calar o no, en la vida laboral del afectado de manera negativa dentro de la empresa donde labore y en algunos entornos.

En toda organización moderna debe existir un departamento de Recursos Humanos, que más que seleccionar, reclutar y contratar personal en las organizaciones, le corresponde la delicada labor de evaluar al personal dentro de la empresa y lograr a través de los altos directivos de la organización, un programa integral con niveles profesionales y éticos para tan delicada tarea, que exige una comunicación efectiva y justa.

Es necesario realizar una separación de los asuntos de trabajo con los personales, de tal manera que más que destruir, se construya a través de un diálogo honesto y sincero con los afectados; no como los hacen algunas organizaciones, carentes de criterio profesional, que dicen aprovechar los conflictos para dividir y supuestamente sacar provecho a su favor, cosa que en la practica siempre ha tenido resultados funestos, porque tarde o temprano, las malas acciones revierten negativamente, porque crean falsas percepciones que tienen efectos retroactivos.

Frases irresponsables como dice la gente, me dijeron y otras, son las que han servido como motivo para tratar de hacer daño; existen otros más osados que dicen que vieron, escucharon y que saben, sin siquiera de manera formal contar con sustentación ni pruebas de lo que afirman.

Probablemente muchos Directivos y Gerentes de empresas, no han medido la magnitud de los resultados negativos que tiene para su administración, el contar con personal con tan bajo perfil emocional y profesional con actitud negativa, que más que ayudar al desarrollo de la organización, lo que hacen es entorpecer los objetivos y metas propuestas, por un equipo de trabajo que debe ser integral, lógicamente calando dicho comportamiento en la producción y en los resultados, ya que constituyen una pérdida de tiempo, dinero y valores para la organización.

INCOMUNICACIÓN EN LAS ORGANIZACIONES

En la actualidad muchos lugares de trabajo sufren de un mal en común llamado incomunicación. Este problema origina como consecuencias graves, situaciones como distracción en las labores, desmotivación y desviación de la calidad, eficiencia y eficacia en las tareas.

La evaluación en equipos de trabajo, con el interés de fortalecer la comunicación, el diálogo permanente sobre los avances, alcances, objetivos, y metas individuales y grupales, combinadas con las de las organizaciones, debe reconocérsele un mérito, en el éxito que puedan alcanzar estas últimas, ya que el mismo no es exclusividad de una sola de las partes, sino que es una labor en conjunto.

Es necesario comprender que cuando entramos a una organización, de nuestra actitud dependen muchos factores, que pueden contribuir a un desenvolvimiento exitoso, ya que cada una de las personas que la conforman, juegan un rol importante en el proceso de producción, no importa cual sea el tamaño de la empresa, cada individuo tiene una forma diferente de actuar y de pensar, por lo que es fundamental desde un inicio, establecer las políticas y propósitos para la unificación de criterios, a través de una comunicación permanente.

Usualmente los jefes juegan un papel importante en el origen y desenvolvimiento de los conflictos, ya que tiene que ver con su manera de interactuar con el personal, su experiencia y el manejo eficiente de los mismos.

Las estructuras gerenciales han sido creadas precisamente, por la necesidad de que un grupo calificado de personas, logre sentir a cada uno de los miembros de una organización, importantes dentro de ella, no importa cual sea la labor o posición que desempeñen.

Para la empresa es necesario que a través de sus gerencias se logre motivar e incentivar, la participación de sus miembros, con el interés de fortalecer los equipos de trabajo, comenzando por valorar la labor que realiza cada persona.

Las dinámicas de revitalización de los equipos de trabajo, la comunicación efectiva, el interactuar reflexionando sobre las dificultades, limitaciones, deseos y otros tantos obstáculos que se encuentran en la vida laboral, hacen que los equipos se consoliden e identifiquen, siendo esto favorable a la productividad.

El reconocimiento por parte de la empresa de que el éxito y el logro de las metas, no hubiera sido posible sin la participación activa y la actitud positiva, de cada uno de las personas actoras; es la mejor motivación que los anteriores pudieran recibir, para cargar nuevas y mayores energías a todos los proyectos venideros.

Cuando no existe un verdadero desarrollo de los Recursos Humanos dentro de una organización, con estrategias bien establecidas, tiene como resultados un equipo sin un perfil definido, con acciones contrarias a las expectativas de la empresa, fuera de su visión y misión, con todos los inconvenientes que tiene realizar una inversión, con el propósito de obtener beneficios y al final tener que asumir pérdidas.

UN TRABAJO EN EQUIPO PROFESIONAL

Todo buen directivo se preocupa por potencializar, todas las cualidades positivas de sus equipos de trabajo, logrando capitalizar todo lo positivo de cada conflicto que se presente, impulsando siempre con el ejemplo, el compromiso, eficiencia, el compañerismo, la lealtad, innovación profunda, la pro-actividad, creatividad, el sentido de equipo, la buena comunicación, tolerancia, paciencia, justicia, consulta, cortesía, respeto, la propuesta de capacitación permanente y entrenamiento de sus miembros, como herramientas de triunfo y de competencia leal.

Dios es el mediador entre los hombres, las buenas obras nos vienen naturalmente, a través del buen ejemplo de un hombre salvador, al igual que la buena vida que todos tratamos de llevar de acuerdo a sus enseñanzas.

Aún cuando seamos calumniados, ignorados, engañados, humillados, traicionados y apuñalados por la espalda y no de frente por nuestros mejores amigos, y compañeros de trabajo, no nos quejemos de nuestra mala suerte; muy por el contrario, aprendamos de las adversidades, que nos enseñan a conocer mejor a las personas, recarguemos energía, recordando que esto y más padeció Jesús.

Usualmente nos dejamos envanecer por las cosas superfluas y materiales, traicionamos, nos olvidamos de los valores, somos egoístas, inclusive creyendo que con malos actos hacia los demás, estamos defendiendo nuestros supuestos derechos, sin pensar que estamos siendo injustos con otros.

No perdamos la perspectiva de un trabajo en equipo profesional, ya que en el camino siempre encontraremos personas sensatas y honestas, que harán aprecio de nuestro trabajo responsable y de calidad. Recordemos siempre, que no es lo que parece, sino lo que es y para Él, lo que a los ojos del humano, se ven como buenas obras y justas, son trapos de pura inmundicia.

Para el logro de todo lo anterior es fundamental una buena dirección espiritual, con liderazgo y la capacidad de transmitir con amor al prójimo, nuestros propios pensamientos y acciones, lograr estimular a otros, a través del ejemplo con alegría y de corazón, participando en las consultas, escuchando con atención, y tomando decisiones en equipo, siendo proveedores de la unidad y rechazando la descalificación inmoral y mal intencionada de muchos, dentro de las organizaciones.

Guadalupe Martinez De Berrio

Master en docencia universitariaLicenciada en comercio con especialización administración de negocios - docente universitaria - Universidad de Panamá, escritora, asesora y consultora de temas de administración en general. Asesora de trabajos de investigación, logística, recursos humanos, mercadeo, educación, entre otros.

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