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El Empresario Light

Acabo de leer el “Hombre Light” del psiquiatra español Enrique Rojas donde denuncia las características de aquellas personas que viven superficialmente y sólo centran su existencia en lo material, en lo hedónico, en el consumo y en lo relativo. Pensé que existen entonces innumerables “Empresarios Light” de características parecidas a las mencionadas.

Se trata de aquellos gerentes que la palabra “talento humano” les suena a sarcasmo, quienes les interesa obtener la mayor cantidad de recursos financieros y utilidades netas, pero a costa de la explotación de sus empleados. Son aquellos que incluso, hasta llegan tener un trato arrogante y poco humano con sus colaboradores. Pero para no ser injusto habrá que hablar también de los “empleados light”, que les gusta figurar en las reuniones, pero que más allá de ello sólo les gusta imponer su criterio y se olvidan del trabajo en equipo.

El “empleado o empresario light” trata de vivir una moral a la carta, lo que le atañe a sus más egoístas intereses. Suele suceder en muchos casos de empresarios que, habiéndolo tenido materialmente todo, no tienen siquiera un gramo de felicidad, y ello porque han buscado el éxito y no la excelencia, porque tuvieron un afán de victoria, pero a costa del tiempo para los amigos, para la familia.

El sujeto que describo se encuentra muy bien informado de las noticias financieras o que potencialmente repercutan en su entorno laboral, pero más allá de ello carece de vida cultural. Se trata de un hombre que ha perdido el norte de su vida, pues carece de sentido, no tiene referentes, más que los que alevosamente le brindan sus más frívolos intereses.

Se trata de aquellos empresarios dueños de multinacionales que son capaces de pagar millones de dólares en campañas publicitarias, pero incapaces de erradicar la explotación infantil que promueven o también enfadados cuando se les habla de responsabilidad social empresarial.

¿Qué hacer frente a ello?

Para elevar la dignidad moral del empresario o del trabajador es menester formar un individuo más humano, culto y espiritual. No debemos cegarnos ante una realidad tan evidente como por ejemplo, la que originó el escándalo de la caída de la empresa ENRÓN. Y que llevó a Amitai Etzioni señalar que quienes debían ir a la cárcel no sólo debieron ser los empresarios sino también los profesores que los formaron. Además de ello, los empresarios son seres humanos que deben aspirar a ser cada vez mejores personas, con un talante pro activo que les lleve a dar cada día lo mejor de sí, no cerrando las puertas de su oficina sino abriendo las puertas de su corazón e inteligencia a sus empleados. Empresarios capaces de motivar a sus equipos de trabajo.

Felicidad y proyecto de vida

El empresario debe aspirar a la felicidad, pero también a que su labor directiva permita facilitar la felicidad de quienes le rodean. Para cuyo efecto el empresario debe apostar por diseñar y ejecutar un proyecto de vida coherente donde integre las diferentes facetas de su existencia. No basta con formular proyectos de inversión novedosos y prometedores para la empresa. Hace falta también formular proyectos de vida, que suelen ser incluso más rentables desde la perspectiva trascendente.

Si el empresario o directivo pretende ayudar a que su personal crezca como persona, debe amarlos, quererlos, permitir que se capaciten, y corrigiéndolos adecuadamente. Un empresario que no ama a su gente está predestinado al fracaso.

Carlos Alberto Rosales

Licenciado en Educación en la especialidad de Matemática y Física, formado en la Universidad de Piura, Perú. Actualmente labora como educador en el Colegio HUMTEC Humanismo y Tecnología de Lima.Tienes especializaciones en Calidad de la Educación Básica por el Instituto de Estudios Avanzados para las Américas (Organismo de la OEA...

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